¿Pueden creer que a la gente le gusta que se burlen de ella? Bueno, pues eso es exactamente lo que hace la caricatura. Una representación burda y ridícula de lo que somos y como somos. Pero lejos de hacer que uno se sienta mal, parece tener el efecto contario y es más divertido que cualquier otra cosa. Además quienes las hacen se llevan las palmas por todo el trabajo implicado en hacer una buena caricatura. ¿Quién no ha tenido oportunidad de ver a los clásicos caricaturistas que se sientan en las concurridas plazas de las ciudades para dibujar caricaturas de aquellos que disfrutan de un poco de humor? ¿Quién no se sorprende con su particular habilidad para crear estos geniales dibujos? Orejas como portezuelas de combi abierta, narices proyectadas al infinito y más allá. La caricatura no es solo eso. Es la percepción artística de una personalidad única.
Recientemente he sentido un interés particular por la caricatura. Aunque la mayor parte de mi trabajo es de índole realista, he realizado un agradable descubrimiento: La caricatura es un medio inmejorable para progresar en cualquier clase de dibujo, pues permite tener una mayor y muy libre comprensión de los cánones para crear cosas nuevas y fantásticas.
En realidad la caricatura se ha diversificado y abarca muchos géneros y estilos, y debido a que no quiero ser aburrido me brincaré su historia lejana (que se remonta al pasado remoto) para empezar desde más acá, y solo haré mención de algunos caricaturistas destacados por alguna u otra razón.
Año: 1754 Una caricatura editorial adjudicada a la autoría de Benjamin Franklin, aparece en La Gaceta de Pensilvania, un periódico de cuatro páginas. En este es la primera vez en Norteamérica que se publica una caricatura editorial: Se trata de un grabado donde se ve una serpiente cortada en ocho secciones (las colonias) bajo el epígrafe, «Unirse o morir». Franklin usó la ilustración, junto con su editorial para explicar vívidamente la importancia de la unidad colonial en 1754, poco antes de la guerra entre Francia y la India.
Año: 1794. El famoso pintor español Francisco Goya se dibuja a sí mismo en una de sus cartas a Martín Zapater. Otro famoso artista español, José Luis Pellicer fue un gran cronista humorístico y autor de sátiras políticas en el periódico El Fisgón (curiosamente El Fisgón también es el sobrenombre de un gran caricaturista mexicano de nombre Rafael Barajas Durán).
En Inglaterra tenemos a John Tenniel quien hizo una gran cantidad de caricaturas para la revista “Punch” (revista que dio origen a las tiras cómicas) aunque se hizo más famoso por sus ilustraciones de “Alicia en el País de las Maravillas” el libro de Lewis Carroll.
Volviendo a Estados Unidos, probablemente uno de los caricaturistas más conocidos de su historia más reciente fue Thomas Nast (De quién hace tiempo ya hablé en este mismo blog por su relación con nuestro querido Santa Claus) y quién seria el creador del Elefante y el Asno, los símbolos de los partidos Republicano y Demócrata respectivamente.
En Francia tenemos a Honoré Daumier quién realizó alrededor de 4500 obras sin contar sus excelentes esculturas en escayola. Mencionaré además a Gustave Doré quién desde muy joven ya cobraba más que Daumier, y que fue más famoso por sus ilustraciones por todos conocidas de la Biblia. Cabe señalar que fue en este país donde se originó la caricatura de corte político propiamente dicho.
¿Y en México? La lista podría ser interminable: Constantino Escalante, Eduardo del Rio y el más reciente Miguel Covarrubias por solo mencionar tres.
Pero será mejor que le dejé hasta ahí y ahora pase a lo que nos atañe: ¿cómo puedo dibujar caricatura? Bueno, realmente la clave radica sin dudas en la observación y la práctica incansable, pero ¿habrá ciertas reglas o trucos a seguir? Pues bien, recientemente el famoso caricaturista de la revista MAD Tom Richmond tuvo a bien compartir algunos consejos de sus más de veinte años de experiencia en el mundo de la caricatura y subió en su blog una serie de tutoriales bastante buenos. Así que al final de este artículo les dejo el enlace. Ah! Por cierto, esta en inglés pero creo que el traductor no hace mal trabajo; además las ilustraciones son bastante descriptivas.
De manera que la caricatura es entretenida (tanto para quien la dibuja como para quien la disfruta) y eficiente para trasmitir mensajes claros. Lo que me recuerda por cierto a Marshall MacLuhan, un profesor de literatura inglesa, crítica literaria y teoría de la comunicación quien estableció la diferencia entre lo que denominó medios fríos y calientes. Según su criterio los medios calientes son aquellos que nos bombardean con un alud de información sensorial con abundancia de imágenes y sonido, lo que ralentiza la creatividad pues no hay que imaginar nada más. En el otro extremo tenemos los medios fríos en los que al escasear en realismo y abundancia de información nos permiten completar la escena con nuestra propia imaginación. Por ello tal vez, y solo tal vez, nos sentimos tan identificados con los dibujos de caricatura, desde Charlie Brown pasando por Mafalda, Garfield, Calvin y Hobbes, La Vaca y el Pollito, y hasta los más recientes Hora de Aventura y Un Show Más. Todos ellos no embelesen y nos permiten soñar aunque nuestra niñez haya pasado.
La entrada a los tutoriales de Tom Richmond:
http://www.tomrichmond.com/blog/tutorials/
La extraordinaria habilidad de hacer una caricatura en segundos: