Eso de hacer el ridículo

Publicado: noviembre 11, 2012 en Artículos y divagues

¿Pueden creer que a la gente le gusta que se burlen de ella? Bueno, pues eso es exactamente lo que hace la caricatura. Una representación burda y ridícula de lo que somos y como somos. Pero lejos de hacer que uno se sienta mal, parece tener el efecto contario y es más divertido que cualquier otra cosa. Además quienes las hacen se llevan las palmas por todo el trabajo implicado en hacer una buena caricatura. ¿Quién no ha tenido oportunidad de ver a los clásicos caricaturistas que se sientan en las concurridas plazas de las ciudades para dibujar caricaturas de aquellos que disfrutan de un poco de humor? ¿Quién no se sorprende con su particular habilidad para crear estos geniales dibujos? Orejas como portezuelas de combi abierta, narices proyectadas al infinito y más allá. La caricatura no es solo eso. Es la percepción artística de una personalidad única.

Recientemente he sentido un interés particular por la caricatura. Aunque la mayor parte de mi trabajo es de índole realista, he realizado un agradable descubrimiento: La caricatura es un medio inmejorable para progresar en cualquier clase de dibujo, pues permite tener una mayor y muy libre comprensión de los cánones para crear cosas nuevas y fantásticas.

En realidad la caricatura se ha diversificado y abarca muchos géneros y estilos, y debido a que no quiero ser aburrido me brincaré su historia lejana (que se remonta al pasado remoto) para empezar desde más acá, y solo haré mención de algunos caricaturistas destacados por alguna u otra razón.

Año: 1754 Una caricatura editorial adjudicada a la autoría de  Benjamin Franklin, aparece en   La Gaceta de Pensilvania,  un  periódico de cuatro páginas. En este es la primera vez en Norteamérica que se publica una caricatura editorial: Se trata de un grabado donde se ve una serpiente cortada en ocho secciones (las colonias) bajo el epígrafe, «Unirse o morir». Franklin usó la ilustración, junto con su editorial para explicar vívidamente la importancia de la unidad colonial en 1754, poco antes de la guerra entre Francia y la India.

«Unirse o Morir» la ilustración atribuida a Benjamin Franklin.

Año: 1794. El famoso pintor español Francisco Goya se dibuja a sí mismo en una de sus cartas a Martín Zapater. Otro famoso artista español, José Luis Pellicer fue un gran cronista humorístico y autor de sátiras políticas en el periódico El Fisgón (curiosamente El Fisgón también es el sobrenombre de un gran caricaturista mexicano de nombre Rafael Barajas Durán).

Autorretrato caricaturesco de Goya.

En Inglaterra tenemos a John Tenniel quien hizo una gran cantidad de caricaturas para la revista “Punch” (revista que dio origen a  las tiras cómicas) aunque se hizo más famoso por sus ilustraciones de “Alicia en el País de las Maravillas” el libro de Lewis Carroll.

John Tenniel, más conocido por sus famosas ilustraciones para Alicia en el País de las Maravillas.

Volviendo a Estados Unidos, probablemente uno de los caricaturistas más conocidos de su historia más reciente fue Thomas Nast (De quién hace tiempo ya hablé en este mismo blog por su relación con nuestro querido Santa Claus) y quién seria el creador del Elefante y el Asno, los símbolos de los partidos Republicano y Demócrata respectivamente.

En Francia tenemos a Honoré Daumier quién realizó alrededor de 4500 obras sin contar sus excelentes esculturas en escayola. Mencionaré además a Gustave  Doré quién desde muy joven ya cobraba más que Daumier, y que fue más famoso por sus ilustraciones por todos conocidas de la Biblia. Cabe señalar que fue en este país donde se originó la caricatura de corte político propiamente dicho.

Ilustración bíblica de Gustave Doré.

¿Y en México? La lista podría ser interminable: Constantino Escalante, Eduardo del Rio y el más reciente Miguel Covarrubias por solo mencionar tres.

Pero será mejor que le dejé hasta ahí y ahora pase a lo que nos atañe: ¿cómo puedo dibujar caricatura? Bueno, realmente la clave radica sin dudas en la observación y la práctica incansable, pero ¿habrá ciertas reglas o trucos a seguir? Pues bien, recientemente el famoso caricaturista de la revista MAD Tom Richmond tuvo a bien compartir algunos consejos de sus más de veinte años de experiencia en el mundo de la caricatura y subió en su blog una serie de tutoriales bastante buenos. Así que al final de este artículo les dejo el enlace. Ah! Por cierto, esta en inglés pero creo que el traductor no hace mal trabajo; además las ilustraciones son bastante descriptivas.

Ilustración del libro sobre cómo hacer caricaturas de Tom Richmond.

De manera que la caricatura es entretenida (tanto para quien la dibuja como para quien la disfruta) y eficiente para trasmitir mensajes claros. Lo que me recuerda por cierto a Marshall MacLuhan, un profesor de literatura inglesa, crítica literaria y teoría de la comunicación quien estableció la diferencia entre lo que denominó medios fríos y calientes. Según su criterio los medios calientes son aquellos que nos bombardean con un alud de información sensorial con abundancia de imágenes y sonido, lo que ralentiza la creatividad pues no hay que imaginar nada más. En el otro extremo tenemos los medios fríos en los que al escasear en realismo y abundancia de información nos permiten completar la escena con nuestra propia imaginación. Por ello tal vez, y solo tal vez, nos sentimos tan identificados con los dibujos de caricatura, desde Charlie Brown pasando por Mafalda, Garfield, Calvin y Hobbes, La Vaca y el Pollito, y hasta los más recientes Hora de Aventura y Un Show Más. Todos ellos no embelesen y nos permiten soñar aunque nuestra niñez haya pasado.

La entrada a los tutoriales de Tom Richmond:

http://www.tomrichmond.com/blog/tutorials/

La extraordinaria habilidad de hacer una caricatura en segundos:

Dibujo de Hombros

Publicado: febrero 17, 2011 en Tutoriales

     El dibujo de los hombros en el cuerpo humano puede estar influenciado por factores como el estilo del dibujante e incluso (según arguyen algunos) la psicología del mismo (sobre todo cuando es principiante). También debemos tener otros factores por considerar como: el biotipo (si el individuo es endomorfo, ectomorfo o mesomorfo), si es gordo, delgado o atlético, la edad, etc.

     Sin embargo podemos estandarizar algunas proporciones que en general son usadas por dibujantes de todas partes. Además también hay que considerar las funciones y la estructura general de dicho músculo para comprender mejor la forma en que debe ser dibujado.

     El canon para el hombre medio se establece en siete cabezas y media de estatura (lo que nos daría unos 1, 75m) con dos cabezas para el ancho de los hombros, es decir, una cabeza por lado.

     Las proporciones consideradas como ideales se establecen en ocho cabezas de estatura (1,85m) con dos cabezas y un tercio para la anchura de los hombros. Tomando como base estas proporciones la cadera quedaría en la cuarta cabeza con una anchura aproximada de una cabeza y media.

     En el caso del cómic americano las proporciones se llevan más allá llegando a las ocho cabezas y media por dos y media para los hombros.

     De manera que considerando estos datos podemos construir con relativa facilidad un modelo simple volumétrico para la parte superior del cuerpo.

     Ahora debemos comprender algunos aspectos sobre su función para entender mejor el por qué de su forma.

     La principal función del músculo deltoides es ser abductor, es decir, levanta el brazo hacia delante, atrás o transversalmente. Nace de tres zonas claramente diferenciadas: la clavícula, el acromion y la apófisis espinosa de la escápula. Todos ellos convergen en un punto de la cara lateral del tercio medio del húmero en lo que se llama «V deltoidea» debido a su forma característica. Así pues, se divide popularmente al deltoides en tres partes principales (aunque en realidad consta de siete vientres): Deltoide anterior, medio y posterior.

     En el dibujo de este músculo es fundamental reconocer y dibujar estas zonas sugiriendo líneas que converjan hacia abajo en el tercio medio del brazo. A esto hay que añadir un detalle más que no debemos pasar por alto si lo que queremos es una representación más realista de esta zona: El triángulo deltopectoral, formado por una depresión entre los fascículos del deltoides y los del músculo pectoral que en la zona clavicular corren paralelamente en apariencia y de donde por cierto corre la vena cefálica.

     Para lograr un efecto realista en el dibujo de los hombros habrá que complementar la estructura con la representación correcta de la luz y la sombra.

Anatome

Publicado: diciembre 29, 2010 en Artículos y divagues

     Para cualquiera que se precie de por lo menos pretender ser un artista, el dominio de la figura humana debe ser su máxima y principal aspiración. Y sin lugar a dudas los grandes maestros de la historia como Da Vinci, Rafael, Goya, Velázquez, Tiziano y Miguel Ángel (una auténtica inspiración) han dejado el precedente innegable de esta premisa. De Michelangelo di Lodovico Buonarroti Simoni es conocida su costumbre (muy criticada en aquel tiempo) de frecuentar por las noches los depósitos de cadáveres para practicar disecciones y poder estudiar directamente las estructuras y funciones humanas. Pensaba que para poder representar correctamente las formas externas, primero tenía que conocer las formas que había debajo. Y ciertamente lo consiguió, cambiando y re proyectando el arte de toda una época, llevando la figura humana a una nueva y grandiosa expresión.

     Mi entusiasmo  por la figura humana se desarrolló a partir de mi interés por el fisiculturismo. La obsesiva idea de ganar la mayor cantidad de masa muscular posible me llevó a formar una auténtica colección de revistas dedicadas a explotar el desesperado interés de los  neófitos crédulos, como Men´s Health, American Health, Musclemag y cualquier otra combinación de títulos posible. Durante siete años de trabajo en el gimnasio he entrenado literalmente a cientos de personas (y no estoy alardeando) en el acondicionamiento físico, por lo que he podido observar de cerca los resultados de seguir uno u otro programa de entrenamiento. Sin embargo la práctica del dibujo fue lo que llevó mi interés a otro nivel. Entender mediante el dibujo las asombrosas estructuras tridimensionales del sistema muscular y percibirlo como una máquina perfecta y compleja que opera bajo normas biomecánicas y matemáticas específicas me permitió, no solo mejorar en este campo, sino también, desechar rutinas inútiles y creencias falaces que saturaban la forma de entrenar que acostumbraba. Los trabajos del profesor Frank Henry Netter fueron una revelación en lo que a este tema se refiere. Se le llegó a llamar el “Miguel Ángel de la medicina” por lo que es el artista-médico por antonomasia. Sus más de 4000 ilustraciones han formado la carrera de miles de médicos y practicantes en todo el mundo hasta el día de hoy. Los dibujos que hizo para Ciba Pharmaceutical Products fueron recopilados en “The Ciba Collection of Medical Illustrations,” que contiene ilustraciones de anatomía, fisiología, patología e histología en un inmejorable detalle. El volumen que se ocupa del sistema muscular y esquelético es sin duda el pináculo de este impresionante trabajo. Los dibujos en grafito (que no son ni sombras de las ilustraciones originales) que he realizado basándome en los trabajos del profesor, sin duda me han proporcionado una nueva y mejorada visión de la anatomía humana (y lo que ocurre es que eso de diseccionar cadáveres no es muy viable que digamos en mi caso y supongo que para la mayoría tampoco). Aquí muestro algunos de estos dibujos. Por último agradezco al doctor especialista en ortopedia (un asiduo practicante del fisiculturismo) Rubén Pérez Santillán por haberme facilitado el volumen de la edición original de la obra Ciba Collection para este fin.

Región escapulohumeral (Visión posterior)

Músculos del hombro (Visión anterior)

Músculos del brazo (Visión anterior del plano superficial)

Músculos del brazo (Visión posterior del plano superficial)

Musculatura de la espalda

 

     Netter dijo alguna vez: “Las figuras son trabajo duro. Nos fuerzan a pensar claramente y lógicamente. Uno puede escribir o hablar alrededor de un tema que no conoce bien, pero escasamente uno puede dejar espacios en blanco en la mitad de una figura; la figura tiene que encajar apropiadamente.”

Frank H. Netter

He decidido comenzar a subir algunos procedimientos y técnicas básicas de dibujo. A continuación muestro como realicé desde el principio uno de mis personajes.

Lo primero y más importante es realizar los trazos iniciales con clara definición. Cuidando desde el inicio que la proporción, posición y simetria sean correctos. De otro modo será más difícil corregir algo ya avanzado nuestro dibujo.

Los trazos se realizan con portaminas 0.5 mm. Una vez que el personaje está bien definido se pasa a cartulina opalina en limpio, y obviamente ya sin los trazos de los aproches. Ahora procedemos a entintar ya sea con tinta china y plumillas o con rotuladores y estilógrafos.

Ahora viene el escaneo de la imagen preferentemente a 300 pixeles por pulgada. Una vez digitalizado abrimos la imagen en Photoshop. Al principio es necesario realizar algunos ajustes con los valores de la imagen para poder contrastar la línea  negra del fondo blanco y así poder seleccionar en «gama de colores» solo el color negro y así separar nuestra línea del fondo. De este modo podremos crear nuevas capas intermedias para empezar a pintar. Pintamos con diversos tonos según las zonas del cuerpo y nuestras necesidades particulares (para simplificar el procedimiento lo realicé solo con valores entre el blanco y el negro), pintando cada tono en una capa distinta para facilitar su posterior manipulación.

Comenzamos a pintar cuidadosamente las sombras y las luces (en capas distintas) usando la herramienta pincel con bordes suaves y con baja opacidad y un poco la herramienta «dedo».

Ahora realizamos el fondo en un documento distinto. (Nota: En necesario pensar desde el principio cómo será el fondo de nuestro dibujo para que haya coherencia en el resultado final que deseemos).

Ahora podemos montar el dibujo en el que hemos trabajado. Después realizamos algunos toques finales como manipular los valores, usar filtros, etc. Y listo.

Ilustración de Haddon Sundblom para Coca-Cola

 

     Es 6 de diciembre. Serían como las ocho de la noche. La temperatura había descendido y a pesar de ello sencillamente no pude resistir; Necesitaba una burbujeante y helada Coca-Cola. Di el primer sorbo y sentí que se me entumeció hasta el hipotálamo. Mientras continuaba bebiendo y saboreando a pesar del frio insoportable que aumentaba, no pude menos que pensar (aún con el hipotálamo entumecido) en la curiosa relación entre la Coca y la Navidad. Se trata de una conexión extraña y cuyas raíces separadas son una auténtica historia de una gran amalgama de suplantaciones de identidad (¿phishing antiguo?) que develan cosas que no sé si los niños e incluso algunos adultos quisieran saber. Las manifestaciones artísticas tienen mucho que decir en este peculiar caso y es interesante “oír” su testimonio. Podemos comenzar por 1931 cuando el artista estadounidense Haddon Sundblom crea para la Coca-Cola Company una serie de ilustraciones que tenían como fin mostrar a un personaje amigable, afable, cariñoso y conocido bebiendo. . . Coca-Cola. Su nombre: Santa Claus. Así, Sundblom creó y terminó por definir la imagen de este personaje tal y como lo concebimos hoy. ¿En qué se basó para pintarlo como lo hizo? En primer instancia, usó como modelo a un amigo, pero también tomó las ideas de las ilustraciones de otro artista que hacía tiempo ya había comenzado a darle forma. Hacía 1863 el dibujante Thomas Nast diseña para sus tiras navideñas en Harper’s Weekly a un Santa Claus gordo, barbudo y bonachón muy parecido a un. . .  ¿duende?. Creo que aquí las cosas se empiezan a tornar interesantes. ¿Por qué Nast habría de dibujar a “Santa” como un elfo o duende? En este punto la mayoría de las fuentes de información sobre el particular parecen tener un pequeño error de interpretación (¿o identificación?) Para ver el panorama más claramente conviene cambiar de ángulo en esta historia.

Dibujo de Thomas Nast

     Normalmente se suele referir que el Santa Claus actual nos viene de una adaptación y modificación de Nicolás de Bari, un sacerdote de Asia Menor que nació alrededor de 280 y cuyas leyendas sobre su bondad y milagros para con la gente pobre y particularmente los niños lo volvieron extraordinariamente famoso e importante hasta el grado de que en la actualidad tiene cientos de templos por todo el mundo. Una de las leyendas más conocidas habla sobre las tres hijas de cierto hombre que, debido a su pobreza, no tenían el dinero de la dote para “matrimoniarse” como Dios manda. De modo que una noche Nicolás decide regalarles monedas (en algunas representaciones son bolas) de oro en secreto filtrándolas por una ventana o puerta salvándolas así de la “vida galante”. Podemos apreciar esta escena por ejemplo en el cuadro de Ambrogio Lorenzetti “La caridad de san Nicolás de Bari”. Tenemos también “La visitación con san Nicolás y san Antonio Abad” de Piero di Cosimo. Pero lo interesante aquí es la manera en como se le representaba a este santo en estas piezas antiguas ¿Cómo lo pintaban? Como un hombre delgado, alto y con ropas religiosas. La imagen dista mucho del Santa Claus actual salvo por las ligeras coincidencias en su gusto por regalar bienes a los niños y necesitados. Entonces y regresando a la bifurcación de esta historia ¿Por qué habría de dibujar Thomas Nast  a este personaje con características tan peculiares? Porque realmente no dibujó a Santa Claus. Nast era de origen alemán, por lo que su concepción de este personaje estaba influenciada por las tradiciones de su país sobre Pelznickle, un ser del folklore europeo que también es conocido por muchos nombres en diferentes lugares como Pelze Nicol, Belsnickel, Zwarte Piet y otros. Uno de sus nombres más conocidos es Knecht Rupprecht. ¿Quién es este personaje? Se trata de un ayudante de Santa Claus (Como dato interesante en Alemania ese es el nombre del perro de los Simpson) ¿Santa Claus tiene un compañero? Así es. ¿Por qué no se habla de él? En los países occidentales no, pero en algunos países europeos la cosa es distinta. Y aquí nuestro caso se comienza a tornar tenebroso.

Nicolás de Bari

     Para entender quién o qué es este ayudante “desconocido” de “Santa” debemos saber antes algunos antecedentes. Comencemos con el dios Thor. En los países nórdicos las tribus germánicas adoraban a este dios como una de sus deidades principales. Thor era el dios del trueno principalmente para la clase guerrera debido a sus características destructivas, pero para la clase campesina era el dios de la fertilidad y de los campos, por lo que su importancia era crucial en la vida diaria. Se decía que Thor visitaba las casas de las personas y recompensaba a la gente buena mientras que castigaba a los malvados. Su elemento era el fuego, por lo que el rojo era su color y las chimeneas su lugar consagrado en todos los hogares. Montaba en un carro que volaba por los cielos tirado por dos machos cabríos llamados Tanngrisnir y Tanngnjóstr. Tenía un gigantesco palacio ubicado en alguna región helada y era esencialmente filántropo y amable con la gente humilde ¿Todavía no se ve el parecido? Ah, sí, también era barbón, de cuerpo corpulento y. . . tenía a su servicio duendes artesanos que fabricaban toda clase de artilugios entre ellos su famoso martillo. Por lo tanto ¿es solo coincidencia que Santa Claus tenga tantos rasgos de Thor? No. Aún hoy en día en Suecia, Thor representa a Santa Claus. Durante la cristianización de los pueblos germánicos la figura de Thor fue condenada por considerarlo el antagonista directo de Cristo, sin embargo las tradiciones y la creencia en este dios sobrevivió clandestinamente hasta nuestros tiempos adoptando diversas formas en el folklore europeo. Como es común en la mayoría de los mitos y leyendas, con el paso del tiempo una deidad o entidad puede evolucionar y desdoblarse en varias manifestaciones, o en un efecto contrario, volverse a unir. Así, Las características propias de este dios se ensamblaron  de nuevo bajo nuevos nombres como el Sinterklaas holandés quien es acompañado de un ayudante (otra manifestación de sí mismo) llamado Zwarte Piet (Pelznickle en Alemania o Knecht Rupprecht) ¿Cómo se representaba y cuál era la función de este “ayudante”? Se trataba de un demonio cuya tarea era castigar a los niños malos, en ocasiones arrastrándolos al infierno y era él quien se introducía por las chimeneas de las casas (En Croacia, de hecho, los niños no se duermen la noche que “Santa” visita su hogar por temor a que Rupprecht piense que fingen dormir debido a que se portaron mal y sean llevados por él). En muchos pueblos europeos estos dos personajes (Santa Claus y Knecht Rupprecht) son uno solo. ¿Es extremo decir que el origen de Santa Claus se remonta a figuras demoniacas? No. De hecho, en un tiempo los predicadores calvinistas intentaron  eliminar la festividad de San Nicolás por considerarla demasiado cargada de elementos paganos, pero no tuvieron éxito. Además hay otra cosa que debemos considerar en esta historia. En muchas tradiciones es común que a este ayudante de Santa se le represente en forma de duende (como de hecho lo son todos sus ayudantes aún en las producciones cinematográficas actuales). Pero es necesario aclarar que la imagen del duende como una figura traviesa, inofensiva e incluso amada, es relativamente reciente gracias al escritor británico Ruyard Kipling (1865 – 1936) quien los representó de esa forma en sus cuentos. Antes de él, el duende era la representación de un demonio. Un ejemplo bastante revelador en este aspecto lo tenemos en la comedia “Sueño de una noche de verano” de  William Shakespeare en la que aparece un espíritu en forma de duende llamado Robin Goodfellow (también conocido como “Puck” palabra que en muchos idiomas significa “demonio”). Este personaje es quizás uno de los más populares del folklore renacentista y aparecía en múltiples poemas, juegos y espectáculos teatrales infantiles de la época usado para infundir temor en los niños mal portados. Su principal característica era su peculiar risa ¡Ho, ho, ho! (¡Jo, jo, jo!) (¿Familiar?). En uno de sus cuadros, el prominente pintor británico Sir Joshua Reynolds representó a Robin Goodfellow o Puck parecido, por no decir idéntico, al dios griego Pan. Los faunos (manifestaciones de Pan) son los genios antecesores de los duendes y son el modelo de donde la Cristiandad tomó las características físicas que otorgó a sus representaciones de los demonios. Katharine Briggs, en su Diccionario de las Hadas explica que los faunos, duendes, pucks y demonios son lo mismo.

"Thor" de Marten Eskil Winge

 

Knecht Rupprecht

 

Robin Goodfellow o Puck de Sir Joshua Reynolds

 

     Así la historia de un demonio antiguo vestido con los accesorios de Thor , adornado con la fama de un “santo” y empaquetado y distribuido por una de las compañías más poderosas del mundo queda revelada por las distintas manifestaciones artísticas basadas en este personaje. Me pregunto si algún niño sabiendo esto le gustaría ser visitado por “Santa” la noche de Navidad. Creo que guardaremos el secreto como lo ha hecho nuestra cultura consumista que no puede permitir que algún rasgo negativo manche la imagen de su vendedor estrella en navidad.

     En lo particular prefiero ir a ver el próximo estreno de “Thor” (Por cierto, ahora que Disney es dueña de Marvel me pregunto si Tim Allen no habrá solicitado el papel protagónico) 😉

"Thor", cover dibujado por Michael Turner

    

     Creo que nadie es ajeno a esas actividades mentales que suelen proponer toda clase de productos para llenar algún espacio, ya sea el reverso de una caja de cereal, como complemento en alguna revista o como actividad didáctica en algún libro de texto infantil. Y siendo sincero no importa que sea una actividad “infantil” pues es igual de seductora a cualquier edad (sin importar que el protagonista sea el mismo Mickey Mouse o Dora la Exploradora). La verdad es que desde niño me fascinaron enormemente y aún ahora no ha cambiado mi afición por ellos. Solía construir laberintos con toda suerte de materiales a mi alcance y encerrar en ellos cualquier insecto que atrapara (espero que ningún activista discípulo del Capitán Planeta y defensor de los insectos lea esto). Quizás mi interés se intensificó debido a la película de 1986 “Laberinto” (Labyrinth), dirigida por Jim Henson y producida por George Lucas, en donde Sarah (Jennifer Connelly) se interna en un laberinto extraordinario en busca de su pequeño hermanito Toby, raptado por Jareth el rey de los goblins (el cantante David Bowie). En su loco y extravagante viaje conoce amigos que le ayudan en su misión de rescate. Por cierto, algunos de los conceptos y lugares del film están inspirados en las obras de uno de mis artistas favoritos: M.C. Escher. También influyó aquel capitulo de la serie animada Batman del 92 producida por la Warner Bros (y que en México se transmitió por el canal 5) en el que El Acertijo (Riddler) atrapaba al Caballero Oscuro y su pequeño saltamontes Robin en un laberinto virtual. Pero lejos de ser interesante por su misma naturaleza gráfica y por su papel en diversas manifestaciones artísticas, el laberinto es un símbolo que contiene en sus intrincadas formas interiores significados ideológicos y psicológicos muy antiguos aún presentes en la conciencia humana.

     Todos (me atrevo a asegurar) estamos relacionados con la clásica (en todo su sentido) historia de Teseo, el héroe griego, que en su afán por salvar a la ciudad de Atenas de la amenaza del rey Minos se interna en el laberinto de Creta en donde el Minotauro. .  . bla, bla, bla. Mitología griega y el Palacio de Cnosos probablemente sean las palabras que inmediatamente vienen a la mente cuando escuchamos hablar del laberinto y su historia; Sin embargo la cosa es aún más complicada (¿laberíntica?) y más antigua. ¿Las pirámides de Egipto parecen impresionantes y “misteriosas”? no lo son comparadas con el antiguo laberinto construido cerca del lago Moeris conocido actualmente como Birkat Qarun (el estanque de Coré), al oeste del rio Nilo y a 80 kilómetros de El Cairo. Heródoto escribió: “He visto [el laberinto] personalmente y, desde luego, excede toda ponderación. En efecto, si se sacara la cuenta de las construcciones y obras de arte realizadas por los griegos, claramente se vería que han supuesto menos esfuerzo y costo que este laberinto”. “El laberinto supera, incluso, a las pirámides”. En 1888 fue encontrado el emplazamiento donde alguna vez existió. Tenía alrededor de tres mil estancias y era de dos niveles, uno subterráneo, y ocupaba unos 70.000 metros cuadrados. Pero más interesante aún era y es su significado. Cada año, los egipcios escenificaban la muerte de su gran dios y rey Osiris, sacrificando al toro sagrado Apis en representación del dios para después festejar su “resurrección”. De manera que los egipcios pensaban que el laberinto ofrecía a Osiris protección en la vida y en su posterior viaje a través de la muerte para salir librado aún de ella. En Creta, el laberinto de Cnosos (probablemente muy similar al laberinto egipcio solo que mucho menor) era famoso primordialmente por el monstruo que vivía en él. Era hijo de Pasifae, la esposa del rey Minos y de ahí el nombre de Minotauro que significa “Toro de Minos”. Este ser había nacido como consecuencia del castigo de Poseidón a este rey por no haber sacrificado al gran y hermoso toro blanco que le había suministrado. Así, la palabra laberinto, nos viene probablemente del termino lá-brys, palabra que hacía referencia a un hacha de doble filo que representaba al toro sagrado. El toro era un elemento importante en el culto y la mitología minoica. De modo que el hecho de que Teseo hubiera salido con vida de un lugar intrincado y confuso y hubiera derrotado al hombre-toro, indicaba de nuevo un renacimiento o su evasión de la muerte. El labrys, como símbolo del hacha doble o más específicamente del toro, aparece en diversas culturas. Jorge Luis Borges, un escritor obsesionado y fascinado por el uso del laberinto como símbolo, describe en el “Libro de los seres imaginarios” que el cuento griego del Minotauro es una tardía y torpe versión de mitos antiquísimos, la sombra de otros sueños aún más horribles. Para el mismo Borges, los laberintos podían representar el caos y la destrucción representados dimensionalmente a los que el hombre se enfrentaba en un proceso transformador y que finalmente conducía a la recreación o renacimiento de uno mismo. Pero la pregunta más obvia permanece: ¿Qué tenía que ver el toro en toda esta maraña ideológica relacionada con la muerte y la resurrección?.  Pues en apariencia la respuesta es evidente. El toro ha ocupado un lugar importante en la vida del hombre. Su gran aspecto viril y sus cuernos fueron mimetizados a la función regeneradora de la naturaleza y así el hombre asumió esta idea identificándola con su propio renacimiento y perspectiva de otra vida después de la muerte.

Jorge Luis Broges, escritor obsesionado con los laberintos.

Colgante moderno con la forma del labrys

 

     La inmortalidad del alma humana. Enseñanza básica en todas las religiones del mundo desde las más antiguas a las “modernas”. Así podemos explicar por qué el símbolo del laberinto aparece como motivo ornamental o artístico en iglesias de la Cristiandad y en otras religiones del mundo. Aunque en algunas iglesias europeas el laberinto parecía representar el viaje de la vida que hacia el cristiano, y en otras más los viajes de los cruzados a Jerusalén para alcanzar la salvación, finalmente la idea sigue siendo la misma: Un recorrido del que es posible salir librado. Solo un incómodo paso a un estado mejor. Y esta misma idea ha permanecido incluso en conceptos artísticos modernos que, quizás pensemos, nada tienen que ver con religión. Un ejemplo de ello es la película hispano-mexicana “El laberinto del fauno”, del director Guillermo del Toro, en la que Ofelia, la niña protagonista, muere en las ruinas del laberinto y así logra acceder al reino del cual es princesa. También tenemos el espectáculo itinerante del Cirque du Soleil “Corteo”, palabra italiana que significa “cortejo fúnebre”. En este espectáculo un payaso se imagina su propio funeral de características bastante carnavalescas en el recorrido que hace en algún lugar entre el cielo y la tierra y que es el telón de fondo para la presentación de los diversos actos circenses. Y allí, en el piso circular del escenario, podemos notar el diseño de un laberinto de Chartres (llamado así por que el diseño original aparece en la catedral de Chartres en Francia).

Corteo, espectáculo del Circo del Sol.

 

     Actualmente, laberintos hay de muchas formas y categorías por lo que sería una acción más desesperante que recorrer uno de ellos el tratar de describirlos en este texto ya bastante largo. De manera que el laberinto ha pasado y evolucionado a otros usos y funciones como en el simple arte de entretener a quien no se siente intimidado por su aspecto, por lo que podemos hallarlo en videojuegos como Tomb Raider o en forma de palacios y lugares exóticos en Prince of Persia así como en revistas, libros y alguna que otra caja de cereal (Creo que recorrí todo para regresar al inicio. Esto me recuerda algo, pero no sé qué es).

Este laberinto fue diseñado para entrener y confundir la mente.

Odio los Lunes

Publicado: octubre 29, 2010 en Artículos y divagues

     “¡Desháganse de esos gatos o les va a dar asma!” solía decirnos mi abuela paterna cuando nos veía a mi hermano y a mi jugar con nuestros tres gatos (¿O eran cinco?). Aunque evidentemente lo decía más por odio personal a estos suelta-pelos. Solo años después sabría que había vivido engañado con esta leyenda urbana durante mi niñez (aunque realmente nos valía un comino la advertencia), y que el asma solo se da en individuos con alergia a la glucoproteina presente en la saliva de estos animales y que se pasan al pelaje durante su obcecado acicalamiento. Realmente, siempre me gustaron más los felinos. Siempre consideré a los gatos un tanto más inteligentes que el resto de los animales domésticos  (los amantes de los perros estarán mentándomela). Y no lo digo en vano, pues tengo los pelos de la burra (¿o del gato?) en la mano. Para empezar el gato puede “vocalizar” hasta cien sonidos distintos, contra los diez sonidos del perro. ¿Qué no por esto son más listos? Concuerdo solo hasta cierto punto, pues una gama más amplia de sonidos permite innumerables combinaciones, por lo que su comunicación es más compleja. Por otro lado, su famosa curiosidad que los hace conocer y explorar cosas en situaciones que nada tienen que ver con la supervivencia, es un claro indicio de su necesidad de procesar y utilizar nueva información. Pero para ser cortante y concluyente diré que los estudios demuestran que son capaces de resolver problemas de relativa complejidad en comparación con el resto de los mamíferos.

    

     El gato. Ese animal con halo misterioso y arrogante elegancia que se ha vuelto un símbolo en la imaginación humana y que el cine y la literatura ha sabido usar a sus expensas. Recuerdo por ejemplo al gato gris y putrefacto de la película “Cementerio de mascotas” (Pet Sematary) una adaptación de la novela de Stephen King, que en lo personal me provocaba un miedo paralizador (no es que me justifique pero tenía ocho años). O la jauría de gatos vengadores en Sonámbulos (Sleepwalkers) del 92, el gato sobreviviente de Alien el octavo (¿no eran nueve con el gato?) pasajero, el gato del Dr. No de James Bond y por supuesto el gato Mr. Bigglesworth de su parodia en Austin Powers. Y quizás el mejor de todos: Becker el gato negro de “Más negro que la noche” (¿fue un pleonasmo?) y que le pone los pelos de punta y cara de susto a Lucia Méndez (¿será que el efecto no se le quitó?). La lista, por supuesto, sería interminable y eso sin contar las referencias a ellos en la literatura como el sonriente y enigmático Cheshire, de Lewis Carroll, el gato psicológicamente tortuoso de “El gato negro”, de Edgar Allan Poe, el altivo gato trotamundos de “Coraline”, de Neil Gaiman y otro largo etcétera. Pero en lo personal me interesa más el papel del gato en las artes pictóricas. Y como siempre en muchas cosas, esto se remonta a Egipto donde alrededor de la quinta dinastía se castigaba con pena de muerte a quien matara o hiriera a un gato pues se le adoraba por ser la representación de la diosa Bastet, protectora del hogar e inspiradora de la música y la caza y cuyo padre – Ra – también adoptaba la forma de un gato cuando descendía al mundo de los mortales. Esto por supuesto plasmó la imagen de este animal en frescos egipcios, algunos de los cuales han llegado hasta nuestros días. Pero su jerarquía no decayó con el tiempo pues los griegos creían que representaba a Artemisa (la versión griega de Bastet) y pensaban que había creado al gato como una burla al intento de su hermano Apolo de asustarla por medio del león que él había creado. Así el gato pasó a formar parte del arte griego en donde aparecía en obras como las pinturas rojinegras de alfarería. En Roma la situación no cambió pues ahora  fue asociado con Diana (y otra vez,  la versión romana de Artemisa) de modo que se ganó un lugar predilecto en los hogares romanos y por supuesto en su arte. Hoy en día aún es posible contemplar a gatos como motivo en finos mosaicos conservados por las cenizas que cubrieron la ciudad romana de Pompeya.

Mosaico hallado en Pompeya.

 

Cheshire en la nueva adaptación de Tim Burton de la novela de Carroll.

    

     Pero no todo fue miel sobre hojuelas para los gatos en su relación con el hombre. Los celtas, por ejemplo, no eran precisamente sus fans, debido a ciertas leyendas relacionadas con un ser demoniaco en forma de gato llamado Chapalú que se había enfrentado contra el mítico rey Arturo. O aquella leyenda islandesa en la que el gato es creado en un fallido intento de Satanás de crear a un hombre. La situación se recrudeció con la Edad Oscura. Así, y probablemente debido a su historial en la idolatría pagana, se hecho la culpa al gato de presidir toda clase de aquelarres orgiásticos en honor al diablo y con ello la ira de la gente contra estos animales fue brutal. Se mataron a millares de gatos (y peor aún, a sus dueños) en una estúpida (¿hay adjetivo para esto?) sicosis colectiva destinada a socavar el poder de los súbditos del diablo en la tierra. Sin embargo, aún en esta época caótica, podemos encontrar representaciones gatunas deslindadas de tan infame locura en obras de arte como las miniaturas de la iniciales iluminadas del Libro de Kells del siglo IX, o los dibujos de estudios de gatos y otros animales de Leonardo Da Vinci en 1513 (él si era fan de los gatos). Sin embargo la imagen “maligna” del gato perduró e incluso podemos hallar muestra de ello en obras como “La bruja”, de Hans Thomas, “Tres brujas con gato”, de Augustin Théodule Ribot, “Brujas y gatos” en los “Caprichos de Goya” y muchos más.

     El gato, odiado y amado en los extremos más opuestos. Ese animal de mirada misteriosa y escrutadora al que incluso Hitler temía mientras medio mundo buscaba su cabeza. Enigmático y capaz de conquistar la cabeza de la “Reina” Freddie Mercury, quien nos dijo adiós siendo acompañado en su lecho hasta el último momento por su hermosa gata. Mahoma, Julio Verne, Colette, Hemingway, Lord Byron, Miguel de Unamuno, Renard y más… Todos ellos conquistados por el gato y su elegante y ufana figura que los ha hecho protagonistas o por lo menos integrantes de multitud de pinturas como “Felis Lybica”, de Aldrovandi, “Niños con gato”, de Leyster, “Los jugadores de Ajedrez”, de Cornelis de Man, “Gato gordo”, de Cornelis Visscher, “Un gato”, de Picasso, “Madonna con gato” de Leonardo Da Vinci y… la verdad ya me cansé de escribir. Este animal ha inspirado y seguirá inspirando a la humanidad por siempre.

Pintura de Picasso

 

      «La elegancia quiso cuerpo y vida, por eso se transformó en gato», dijo Guillermo Duque de Aquitania y me temo que así ha sido. «Los gatos son amos amables, mientras que recuerdes cuál es tu propio sitio» también dijo Paul Gray, y esto me recuerda al gato más famoso de la historia: A Garfield, la creación de Jim Davis motivado por los 25 gatos que su madre tenía cuando él era un niño y a quien dio el nombre de su abuelo. Garfield, ese gato egoísta y egotista (sorpréndeme) que vive de John y abusa de Ody, y que se ha convertido en la tira cómica con mayor presencia en el orbe, con más de 220 millones de lectores y publicada en más de 2.500 periódicos mundiales, docenas de best-seller traducidos a 26 idiomas, una serie de televisión, dos películas y un apabullante merchandising comercializado en casi 70 países.

Presentación de Garfield al mundo en su primer tira cómica.

     Y así concluyo algo de lo que se puede decir de los gatos. No lo sé, quizás después escriba algo sobre algún otro animal como el tlacuache. He escrito esto en un Lunes por la noche (son casi las 12.00 p.m.). Ha sido pesado este día pues tuve bastante trabajo de diversa índole, por lo que concuerdo con la mejor frase de Garfield: “¡Odio los Lunes!”.